Cáncer intestinal en personas jóvenes: lo que hay que saber tras la confesión de Federico Bal

El doctor Guillermo Capuya junto a su equipo analizó el caso del actor.

Federico Bal confirmó en su cuenta de Instagram que tiene cáncer de intestino, que tras realizarse “una colonoscopía y una endoscopía” le encontraron diez pólipos que le extrajeron y un tumor en el intestino. Luego de analizarlo con una biopsia, concluyeron que el tumor era maligno. Ahora, el actor, de 30 años, realizará un tratamiento durante seis meses que consta de “quimioterapia, rayos y pastillas durante seis semanas”.

El doctor Guillermo Capuya, responsable de Caras Salud recordó que marzo es el mes de prevención del cáncer de colon o colorrectal, el más común entre los cánceres intestinales y que el 31 de este mes es su día mundial de esta enfermedad. Consultado por este medio, el médico gastroenterólogo Luis Caro, director general de Gedyt, remarcó que el de colon es el cáncer gastrointestinal más frecuente en Argentina. “Se calcula que en el país hay más 7.000 muertes anuales por esta enfermedad y cerca de 15.000 casos nuevos, un número que lamentablemente está en ascenso.”

De hecho Caro, quien es también jefe de Gastroenterología del instituto Alexander Fleming y director de la carrera universitaria de Endoscopía Digestiva de la UBA, indicó que de las 3.000 colonoscopías mensuales que realizan en el Gedyt, en 900 encuentran pólipos, lesiones premalignas que son extraídas. Es decir, este resultado aparece “en el 30% de los pacientes sanos que evaluamos”, remarcó. Si bien los estudios preventivos en personas sin antecedentes familiares comienzan a partir de los 50 años, “cada vez se ven más casos en personas jóvenes, incluso en menores de 30 años”, remarcó el experto.

Y explicó que esta tendencia se podría explicar por dos cuestiones. “La primera es la ambiental explicada por la epigenómica, la ciencia que estudia la alteración de los genes por cuestiones externas como la alimentación, el cigarrillo, el alcohol y el sedentarismo, entre otros aspectos”. La segunda son los antecedentes familiares. (Santiago Bal, padre de Federico, había presentado esta patología). Cuando existen, las personas deben realizarse estudios antes de lo recomendado para la población general. “En estos casos, tienen que comenzar a estudiarse al menos 20 años antes de que la enfermedad haya sido detectada en alguno de sus padres. Es decir, si el progenitor fue diagnosticado a los 50, los hijos deben estudiarse a partir de los 30”, remarcó.

“Cuando se detectan muchos pólipos a edades tempranas (antes de los 50 años) el cuadro puede estar asociado con una enfermedad genética llamada síndrome de Lynch, que debe ser descartado en los pacientes de primer grado. Si la persona lo presenta, tiene que ajustarse a un protocolo de estudio mucho más preciso”, remarcó. Este síndrome es un cuadro hereditario que aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de colon y de endometrio, entre otras patologías oncológicas. Como herramienta de prevención Caro celebró que dentro de poco llegarán al país las llamadas biopsias líquidas, que, “con un análisis de sangre, se realiza un estudio de ADN del genoma al paciente para ver qué grado de posibilidad tiene de contraer un cáncer”.

Agregó que “esta prueba sería fundamental para personas con antecedentes de padres que hayan sido diagnosticados con cáncer antes de los 60 años”. El método diagnóstico por excelencia para el cáncer de colon es la colonoscopía, que se debería practicar a toda la población a partir de los 50 años. “Si se detecta a tiempo, esta enfermedad se cura en más del 95% de los casos, por lo que recomendamos ser rigurosos con los controles”, remarcó el experto. Por último resaltó que las personas sí o sí deben estudiarse: “No hay que cargar las tintas de que esta enfermedad tiene solo que ver con la genética, ya que el 75% de la gente que presenta cáncer de colon en el mundo no tiene antecedentes”. Además, como los pólipos no dan síntomas es fundamental evaluarse con este estudio o cómo paso previo con un examen de sangre oculta en materia fecal (FIT, por sus siglas en inglés).